Contacto Vídeos Arte Escritos Artículos Home

• Leer la primera parte del artículo: Principio de Comunicación / Comunión (Parte I)

Sobre el Principio de Comunicación / Comunión

Parte II

Argumentos hacia la “Unidad Universal”

Si toda comunicación e intercambio precisa de un tiempo, entonces la comunicación siempre transporta una información del pasado; sabemos que estas cosas ocurren y no tienen mayor trascendencia si “las demoras” son pequeñas (para nosotros), pero nos sorprenden cuando se nos habla de esas estrellas del espacio profundo que al parecer han dejado de existir aunque podamos contemplar su brillo hoy (su brillo de ayer); como vemos las cosas no son tan sencillas. Pues bien, este detalle cuestiona o plantea la necesidad de algún tipo de reformulación del concepto de “comunicación”. Gastón Saint-Pierre, en sus discusiones al respecto, aunque alejadas de lo que decimos aquí, nos dice que la comunicación inter entes es imposible, que la comunicación tan solo es posible con uno mismo, de manera instantánea. Es difícil saber con certeza si tal afirmación se debe a un concepto concreto de comunicación a la cual él se atiene, o a una observación que realmente implique correspondencia o paralelismo con todo lo que estamos diciendo aquí; sin embargo creo que los argumentos no van a dejar de ser interesantes por ello en el entorno del principio de Comunicación / Comunión y las interpretaciones que le damos.

Volviendo a la expansión del universo, una de las conclusiones a las que la ciencia ha llegado a través de esta, en un principio y como observación empírica, es la clara indicación o sugerencia de que antaño, en los albores de la vida del universo, todo cuanto contiene se encontraba reunido en un espacio mucho más reducido, hasta el punto de la extrema compresión, con sus correspondientes consecuencias, conocidas por el público gracias a la divulgación científica de los últimos 20-25 años especialmente, como las altas temperaturas, presiones y densidades, así como el exótico concepto de singularidad. De esto nace la conocida teoría del Big Bang, según la cual todo el universo “nace”, a su manera, de un tremendo surgir cuya fuerza perdura a día de hoy en lo que conocemos como “expansión del universo”. Es indudable que tal descripción de las cosas, en caso de ser realmente así, sugiere con fuerza un origen común para todos y cada uno de los entes que alberga el universo.

Es cierto que podemos pensar en una enorme cantidad de partículas elementales y de energía que emerge de lo que popularmente se considera la “gran explosión”, pero nosotros, los planetas, las nebulosas, las plantas, y un sinfín más de seres, no emergen de ahí tal cual los conocemos, el modelo no lo plantea posible. Bueno, está claro que no podemos reunir en ese comienzo a las estructuras complejas como nosotros mismos, pero si podemos atribuir su origen a ello. De manera parecida a la concepción y posterior gestación, podemos concebir que la información que hoy nos confiere cierto orden, estructura y composición, en lugar de otro distinto, se encontraba entonces en el universo, y es el proceder de las leyes naturales y la andadura de las cosas en el espacio y el tiempo lo que nos ha dado existencia como expresión natural del universo. Un paso más en esta línea de consideraciones e inferencias nos lleva a conocer en cierta manera, una conexión entre todos y todo que, aunque en un principio no sea más que “el hecho” y “la información” de este origen común, constituye ya por sí misma una conexión entre todos y todo, conexión que no precisa de intercambio alguno de nada, ni expresión de ningún tipo de propiedad, una conexión más primigenia que ninguna interacción física conocida, anterior a cualquier tipo de expresión filosófica o artística, una conexión que conecta directamente con el Big Bang e incluso “más allá” de éste, el supuesto instante de la creación y por tanto con el poder creador; en definitiva una conexión de naturaleza sutil, de pura o casi pura “información”, en la cual podemos diluir, en un ejercicio de especulación filosófica, los conceptos de comunicación y de comunión, pues ambos no nos ofrecen más que expresiones o facetas parciales, lingüísticas y superficialmente actuales de una realidad que las trasciende en el tiempo, en el espacio, en las causas y en el fondo de todo cuanto este universo nos muestra.

Otro fenómeno a favor de esta línea de argumentos es el fenómeno físico del “Entrelazamiento Cuántico”, con trascendencia típica en el ámbito de lo microscópico pero con consecuencias conceptuales y filosóficas interesantes para este texto. En Mecánica Cuántica, según la información de la que se dispone sobre el estado cuántico de un sistema, se concibe su estado como una combinación de los estados posibles en los que se puede encontrar, y se dice que el estado del sistema es un “estado entrelazado”, dependiente de estos estados individuales. Al margen de lo abstracto que puede resultar de aceptar esto, el caso es que en el principio del universo, si se admite como real aquel estado en que alguna vez todo el universo se encontraba comprimido en unas dimensiones pequeñas, típicamente cuánticas, el estado cuántico del sistema, o sea del universo, era un estado entrelazado de todos los estados posibles de todos sus componentes, o sea de toda la materia y radiación del universo. Pues bien, el universo visto como un sistema físico más, a día de hoy continua siendo uno, nadie parece haberle hecho nada para que las cosas cambien al respecto y no hay razones para pensar que el entrelazamiento cuántico de antaño no sea vigente hoy, de manera que todos y todo nos encontramos entrelazados en un estado conjunto donde todo lo que ocurre en un lugar depende de todo lo que ocurre en todos los demás lugares posibles, aunque nos parezca que las cosas se comportan de manera independiente y aislada de las demás, unas veces con más claridad y otras menos. Nos cuesta admitir que algo como la caída de una hoja, ocurrido aquí en nuestro planeta, situado en un extremo de uno de los brazos de la galaxia, pueda tener efecto alguno sobre los fenómenos del centro de la galaxia, por ejemplo, incluso nos atreveríamos a afirmar que tal efecto no existe, pero la realidad, a la luz de los hechos expuestos, de naturaleza física, parece decantarse hacia una realidad de este tipo; aunque hablemos del contexto espacio-tiempo-materia, tal posibilidad se presenta sorprendente para la mente.

En una mirada abierta, estos argumentos tienen fuerza y nos llevan a considerar e incluso a percibir una conexión entre todos los seres (todos los entes) de la que nos podemos de alguna manera “hacer amigos”. Aunque los argumentos que hemos dado son mayoritariamente concernientes al ámbito físico, al tiempo, el espacio, la materia y la información, es acertado inferir en ellos una presencia del ámbito supra físico en nuestro contexto, pues la misma ciencia nos habla de cierta frontera del conocimiento en la teoría del Big Bang y en el concepto de singularidad (volumen nulo, densidad infinita), al hilo de lo cual no son pocas las especulaciones actuales del la física teórica respecto a lo “anterior” al Big Bang, pero que en cualquier caso podemos tomar como una invitación a contemplar el “sello de un ámbito en otro”, la presencia de lo ajeno a espacio-tiempo-materia en el ámbito de la forma (espacio-tiempo-materia), alineando así estas consideraciones en el contexto que nos propone Gastón Saint-Pierre con su principio de Comunicación / Comunión.

El Amor como Interacción Creadora en el Cosmos

Si somos capaces de hacer este salto, conceptual y quizás hasta sensorial, en nuestra percepción abierta, contemplativa y holística de las cosas, podremos apreciar otros particulares que Gastón Saint-Pierre nos brinda en su trabajo para ilustrar sus ideas, entre lo cual hay que destacar la presencia del amor como fuerza alineada con la vertiente creativa de la realidad, en la cual se incluye el universo y todos sus eventos. En mi interpretación de este particular, el amor puede concebirse como elemento, fuerza o intención en manos del Creador, puede ser la “respuesta positiva a la creación”, el “Si” para que toda existencia comience y despliegue todo un potencial de posibilidades que se expresan en la multiplicidad y la forma; cabe ver o encontrar el amor en el fondo de toda existencia si entendemos la existencia como un valor.

Hay que aclarar que Gastón Saint-Pierre nos habla en este sentido de “Amor Objetivo”, también de “Amor Universal”, diferente del “amor humano” que se da entre seres queridos y afines. El amor asociado a las fuerzas de la creación y a las fuerzas que gobiernan su orden y estructura, impregna por tanto todas las formas, todos los entes del universo, de manera que es perceptible por la conciencia y constituye una vitalidad esencial con la que cada ser, sistema y subsistema de entes del tipo que sean, pueden alcanzar sus más altas proyecciones, cuyo significado se encuentra en la intimidad de su ser.

Otro de los conceptos que Gastón Saint-Pierre asocia al principio de Comunicación / Comunión, o principio de Unidad, es el Estado de Gracia, más alineado al aspecto Comunión que al de Comunicación, lo cual nos lo presenta como una vivencia unida a la misma existencia, atendiendo a lo que hemos deducido con respecto a la comunión de los entes en la Creación, lo cual también nos habla de una cualidad natural y constitutiva desde el mismo surgir de la existencia. El instante en que el universo comienza su aparición o expansión, visto físicamente, es el instante cero, el umbral de la manifestación de la existencia física, donde la individualización tan solo es una información vigente ya en ese “instante” o “estadio” perdido en el “pre-tiempo” para nosotros, y la comunicación presuntamente pudo darse en tanto que distancias e individualidades debieron ser nulas, “entrelazadas”, por entenderlo de alguna manera, en la profundidad de la Unidad Universal de la que todo surge. Podemos pensar en un “instante” para tal estado “anterior” a la creación, o en un estadio “breve”, pero en realidad carece de relación con el tiempo; nosotros solo podemos pensar en una prolongación o transcurso de naturaleza temporal, pues nuestra conciencia se sirve y se agarra a los hilos de “la maya”; el caso es que el bagaje existencial que los entes (quark, átomo, estrella, persona, animal, galaxia, etc) podamos “atesorar” con razón de tal umbral entre la no manifestación y la manifestación, resulta inalcanzable a la razón ordinaria afincada en el tiempo, el espacio y la materia; tal “información” pertenece al ámbito de la existencia más pura, primigenia y ajena al medio espacio-tiempo-materia.

... ... ...

Otra vez, así como en la exposición e interpretación del principio de Percepción Interna / Iluminación, o principio de Sabiduría, aclararemos que nada de esto se encamina a ningún tipo de ascetismo ni privación, pues los conocimientos que aquí tratamos de interpretar para su exposición, se contextualizan y encaminan a la armonización de nuestra existencia, especialmente a través de la práctica de Principios Universales desarrollada por Gastón Saint-Pierre a partir de la Técnica Metamórfica. En este sentido estos temas son un trabajo de la Razón, que aun inserta en el espacio, el tiempo y la materia, puede palpar sus propios límites e invitarnos a percibir la realidad de lo ajeno a espacio, tiempo y materia, un intento de reconexión con nuestro origen, meta de numerosos sistemas de creencias y sistemas filosóficos, así como de la misma ciencia.

La Metamorfosis y el principio de Comunicación / Comunión

Igual que nos pasa con el principio de Percepción Interna / Iluminación o principio de Sabiduría, es lógico dedicar un apartado a tratar de explicitar la relación entre el principio de Comunicación / Comunión (o de Unidad) con la Metamorfosis y la Técnica Metamórfica.

A este respecto, Gastón Saint-Pierre hace hincapié de nuevo en la naturaleza del fenómeno del cambio, empleando en ello interesantes asociaciones con el ámbito de la Técnica Metamórfica, como es “la fuerza intrínseca de los hechos” para cambiar por sí mismos por medio de la simple atención, al igual que en Metamorfosis aceptamos y respetamos las cosas como son, previa percepción de las mismas, lo cual supone, por un efecto natural de las interacciones entre la energía del practicante y del receptor del masaje metamórfico, la “activación” o estimulo para el cambio y armonización personal.

Sin embargo, las finas apreciaciones sobre el poder de la atención ya han sido abordadas en otros apartados de los Principios Universales, por parte de Gastón Saint-Pierre y también por parte nuestra. Un nexo más fuerte con el ámbito teórico de la Técnica Metamórfica, es en mi opinión el hecho de la comunicación intra personal como única comunicación real, pues tal apreciación ha surgido en la teoría del principio de Comunicación / Comunión como una conclusión, quizás más en la exposición que damos aquí que en la de Gastón Saint-Pierre, más dogmática en este punto concreto en mi opinión. Cualquiera que sea la manera como hemos llegado a esta consideración, es indudable que en ella tenemos un apoyo doctrinal fuerte alineado con la dinámica que atribuimos a la Técnica Metamórfica o Metamorfosis. En cierta manera, si la comunicación entendida como un intercambio instantáneo solo puede darse en la intimidad de cada ente consigo mismo, algo de ello nos viene a decir que quizá solo la auto-interacción interior, íntima y genuina de cada cual consigo mismo, como decimos en Metamorfosis, es lo único capaz de despertar la vitalidad interna que armoniza cada partícula y aspecto de nuestro ser; todo los demás, como el masaje metamórfico, o los mudras metamórficos, tan solo son formas de “comunión” en las que otros seres o personas se ven involucrados, un alineamiento o sintonización con la Unidad primordial que todos constituimos y que estimula que la individualidad “despierte” en sus facetas naturales (facultades, talentos, potenciales, etc), lo que es la armonización no solo con su entorno si no con la existencia.

En cierta manera, la “Comunión” es como un ritual, o sea algo que obedece a un “orden exterior” físico, pero cuyos efectos “hablan” al interior, un despertar en el ser individual que con ello trata de conocerse, armonizarse, sentirse bien, encontrar su lugar en la existencia, y eso se puede identificar, en base a todo lo expuesto, con la auto interacción, la auto comunicación, o sea con la “Comunicación” por excelencia; este tipo de cambio es Metamorfosis.

Artículo de Dan Varllej
Prohibida su copia
Todos los derechos reservados
"Sobre el Principio de Comunicación / Comunión" (II)
© 2014 Dan Varllej

Bibliografía

Gastón Saint-Pierre, "Los Principios Universales y la técnica metamórfica", Gaia Ediciones 2006.

Tres iniciados, "El Kybalión", Luís Cárcamo Editor 2003.

Ken Carey, "Semilla de Estrellas, el tercer milenio", Sirio 1993.

• © Dan Varllej • www.danvarllej.com • Aviso Legal