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Ampliando la percepción del ente con Ho'oponopono

Confluencias con el Animismo y el Hilozoísmo
Artículo de Dan Varllej / © 2017

En Ho’oponopono se considera, en atención al planteamiento de la misma señora Morrnah y de sucesores posteriores, que todo ente está vivo, experimentando sus propias experiencias y su propia realidad. Posiblemente esta concepción de las cosas surja de antiguas creencias sobre la naturaleza de la Naturaleza, creencias hawaianas y otras que hayan tenido influencia en éstas, lo que seguro será considerado por muchos como un anecdótico rasgo animista. Sin embargo, hay que decir que tal holismo filosófico en cuanto a lo que es la vida y lo que es la conciencia, no es propio sólo de paradigmas de la antigüedad ni tampoco sólo de la zona geográfica que nos ocupa en ho'oponopono.

Ya en la antigua Grecia se hablaba del alma de las piedras, una noción que se conoce como Hilozoísmo; y aunque modernamente no suele mencionarse, debe atenderse a ello como un verdadero problema o lar filosófico vigente a lo largo de la historia del pensamiento, motivo de reflexión y ejercitación de la sensibilidad para las almas inquietas y de ojos abiertos.

En esta línea de consideraciones encajan perfectamente las interacciones (en el contexto de la limpieza de memorias) que nos propone ho’oponopono en el más amplio de los sentidos y para con todo ente, trátese de cualquier otra persona, cualquier otro tipo de ser vivo y hasta todo tipo de ente de los que denominamos “inertes”, minerales o materiales; se incluyen también los entes “artificiales”, por clasificar las cosas de alguna manera, como electrodomésticos, objetos y artefactos de todo tipo; todo está vivo en este sentido, todo tiene alma, todo experimenta vivencias. En mi opinión entraríamos en una manera de considerar las cosas en la que parece más acertado hablar de existencia que de vida, confundiéndose cualquier tipo de clasificación o separación entre los entes, y fundiéndose ambas nociones bajo un mismo paradigma unificador.

Como aval al respecto, ya que tanto está de moda recurrir a la ciencia moderna (vista como tal o como re descubridora de antiguos conocimientos) podemos mencionar que lo que identificamos como “contacto físico” entre las cosas, como tocar algo con las manos, no es un fenómeno real, no existe, siendo no más que una manifestación de las cuatro interacciones fundamentales conocidas por la ciencia actual; el contacto físico es pues la información de una interacción. Si la ciencia ha alcanzado tal grado de conocimiento al respecto, pese a ser también un fruto de la percepción y del intelecto (consciente), por muy profanos que nos veamos en el aspecto científico, simplemente por tener constancia de ello hablamos de elementos de nuestra realidad, elementos a considerar para aprender de las cosas y para continuar solicitando la limpieza de memorias. El mismo concepto de "Cero" del doctor Len es en mi opinión una noción de unidad alineada en este sentido; cuanto más conocemos más unidad y más amor podemos percibir envolviendo la existencia.

Para algunos, quizás sea más fácil entrar en esta consideración de las cosas desde la óptica del desarrollo personal con los minerales y piedras, campo en ocasiones denominado gemoterapia, donde la noción hilozoista no siempre se considera un apoyo en las exposiciones sobre el tema, siendo en mi opinión una teoría de pertinencia especialmente natural. El lector puede encontrar textos de la literatura “gemo” en los que se habla de las piedras y cristales como entes vivos y conscientes en constante interacción con su entorno y en concreto con el ser humano. Si extendemos la misma consideración al resto de los entes que nos rodean, lo cual no es difícil a la luz de ho’oponopono, encontramos una hermandad y conexión sin par con toda la creación.

En mi opinión, esta vivencia, aunque en un principio se contextualice en una serie de apreciaciones e hipótesis intelectuales, se alinea con los clásicos enunciados de que todos “somos uno” y de que todo es una unidad, nociones amorosas que encaminan con lógica los planteamientos de ho’oponopono sobre amar los hechos que nos acontecen y las memorias que asumimos los han generado, pues todo ello es, según ho’oponopono, la manifestación de que hay cosas que limpiar, sanar, borrar en algún o algunos aspectos de nuestra existencia; conocer que así está ocurriendo es de agradecer, y agradecer se puede entender como una manera de amar, bendecir (espíritu de Aloha) y en definitiva aceptar y estar feliz con las cosas como vienen, en el sentido de fluir y polarizar la actitud en la parte de “oportunidad” que nos brindan los hechos por lo general, si bien parece haber vivencias que no nos brindan esta faceta o que no somos capaces de apreciarla, pues todos sabemos de hechos tremendos e inaceptables; en estos casos, o bien carecemos de respuestas, sea por motivos desconocidos o por incapacidades naturales de nuestra existencia, o bien no hay respuesta ni consuelo que ho’oponopono pueda brindar al respecto; en ciertos extremos hay que ser especialmente humildes, y ho’oponopono lo es en el sentido en que se auto define como un método de desarrollo personal sin ser el único posible, y como todo modelo en el camino del conocimiento debe tener sus límites de aplicabilidad.

También habrá quien no considerará e absoluto ho’oponopono como un camino de conocimiento de nada, sino más bien un camino práctico de acción para cada momento del día. Yo pienso que toma parte en ambas cosas, si más porque de entrada ya nos propone un conjunto de conceptos de los que partir, lo cual ya es modelizar la existencia, lo que implícitamente es brindar un conocimiento, sea éste deducido o revelado de las maneras que la historia haya dispuesto y de lo que algo nos ha llegado. Todas las tradiciones que tratan de encaminar más allá de lo físico y o mundano disponen de su propio sistema de conceptos, axiomas, revelaciones y explicaciones sobre el porqué de cierto dominio de cosas, sobre qué es y cómo tratar con él, sean la ética, la moral, el arte, la política y todas las teogonías que la historia nos ha dejado; en todas ellas encontramos sus límites, sean aquello que no alcanzan, aquello por lo que no se preguntan o aquello que jamás conocieron por su contexto geográfico e histórico.

Al margen de si contamos en nuestro contexto ho'oponopono de un camino de conocimiento o no, vemos que el hilozoísmo aparece, a su manera, en ciertas prácticas ho’oponopono, en concreto prácticas de limpieza de memorias que se pueden dar en cualquier seminario de ho’oponopono. Al hilo de ello se trata en este escrito de deslindarlo de la anécdota o curiosidad que puede ser para muchas personas, y asimilarlo a las ya mencionadas antiguas nociones filosóficas griegas, aunque la idea ha hecho su camino a lo largo de la historia tomando diversas denominaciones (1); tratamos con ello de estimular la percepción de una belleza que pienso implica ver y contemplar las cosas con esta hermandad y este amor, un paradigma desde el cual ya no tiene nada de extraordinario la comunicación con los árboles, las flores, los insectos, las casas o los objetos de nuestra casa, por ejemplo, pues se asimila todo a una continuidad natural de la existencia que ya no contempla abismos como animal-vegetal o vivo-inerte, sino que además nos abre una ventana a la contemplación de una idea para mi especialmente bella y de apreciación sublime, cuya percepción sincera pienso nos debe hacer sentir afortunados.

(1) Hilozoísmo, Pampsiquismo, Vitalismo, Animismo.
Cada una de estas nociones aporta, en la historia de la filosofía, sus propios matices y consideraciones al tema, paralelismos y diferencias de la mano de numerosas mentes como
Cudworth, Haeckel, Lotze, Goethe, Fechner, Häberlin y otros.

En cierta manera, la concepción de tres entes (la Familia interior) (2) en nuestra constitución ya es un paso en el sentido de pensar que somos una multiplicidad dentro de nuestra individualidad. El conocimiento científico también pienso contribuye a ello, pues según explica la teoría de la evolución la complejidad celular se dio por simbiosis y asimilación de unas estructuras u orgánulos en otros (3); en cierta manera podemos pensar que esa individualidad se mantiene hoy en la complejidad celular y la complejidad de los tejidos, lo que en un orden de sofisticación ascendente nos lleva a lo que conocemos como persona, animal planta, etc; pero es que antes de todo esto se nos explica que los mismos átomos se formaron por combinación de otros entes que sabemos mantienen su individualidad hoy (4), lo que lleva a su manera a no poder definir con exactitud lo que es vivo e inerte; ¿porqué no pensar que se trata de un continuo de conciencias o proto conciencias que en su enorme conjunto y complejidad organizativa percibimos como individualidad?

(2) Las tres mentes o partes del yo según la filosofía Huna:
Supraconsciente (Aumakua), Consciente (Uhane) y Subconsciente (Unihipili).

(3) Teoría de la endosimbiosis progresiva, según la cual orgánulos como
los plastos y las mitocondrias fueron en el pasado remoto organismos autónomos,
del tipo bacterias, manteniendo a día de hoy cierta autonomía en el interior de las
células eucariotas, además de poseer material genético propio.

(4) Los protones y neutrones que forman el núcleo atómico, y los electrones la envoltura.

Vistas las cosas así, y recurriendo si se desea al principio filosófico de correspondencia, la multiplicidad física de la que participamos es expresión de una multiplicidad de orden espiritual, en la que cada parte de nosotros, identificada o no por lo que identificamos como razón, aloja una conciencia propia con la que transcurre en sus propias vivencias, así a su manera como nosotros convenimos que hacemos a la nuestra. Ho'oponopono se hace eco de ello con sus propios conceptos, invitándonos a examinar con más amplitud nuestras vivencias, acciones y acompañantes en la existencia, sean personas, animales, plantas, objetos, planetas, galaxias, etc.

Artículo de Dan Varllej
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